Mónica Arriola Senadora del Partido Nueva Alianza |
México tiene hambre de progreso y desarrollo. México reclama seguridad y
justicia, responsabilidad, patriotismo, visión de Estado. Hoy, por el
mandato ciudadano expresado en las urnas, encaramos la disyuntiva de
extraviarnos en una lógica minimalista: el paso a pasito que tanto exaspera a
los más y que ha impedido que el país despliegue su potencial, o bien leer el
sentido de urgencia que reclaman los sectores más conscientes de la y actuar en consecuencia.
No hay espacio para la simulación, para privilegiar agravios reales o imaginarios y con ese pretexto secuestrar iniciativas y, así, aplazar el desarrollo del país.
El imperativo del de la en este tiempo mexicano, es responder a su razón de ser: constituir un contrapeso institucional al Poder Ejecutivo y legislar: hacer las reformas constitucionales y legales que fortalezcan las instituciones y permitan las realizaciones económicas y que este país requiere para atender sus problemas más urgentes: la inseguridad, el , el deterioro del poder adquisitivo, la y la desigualdad…
El mandato de las urnas tiene una traducción inequívoca: nos ordena desplegar la política, es decir, deliberar, ejercer el disenso razonado y, también —lo que, vale subrayar, y es igualmente democrático—, el acuerdo.
Los ciudadanos nos dieron su voto, su confianza, para que les demos y no excusas. Por eso, el Congreso de la Unión debe ser el espacio privilegiado del quehacer político nacional, la sede de los grandes acuerdos que le den certidumbre y al país.
Vamos a proponer, promover y acompañar una serie de reformas que alienten una nueva Ley de Seguridad que defina normas para la actuación de las fuerzas federales y locales; replantear el papel de los cuerpos de inteligencia, para un combate eficaz a la delincuencia; replantear las facultades, operación y funcionamiento de los ministerios públicos; consolidar el Sistema Acusatorio y Oral, y hacerlo avanzar en todos los estados del país; redefinir los roles de los diversos cuerpos policíacos, en la búsqueda de mandos únicos profesionales, confiables y con supervisión ciudadana; reconstruir un sistema penitenciario eficiente, donde la iniciativa privada intervenga tratándose de reos de baja peligrosidad; y promover una educación para la vida enfocada a una cultura para la paz.
Es preciso revisar de manera consciente, sin mitos ni prejuicios, el funcionamiento de las empresas de propiedad estatal como el petróleo y la energía eléctrica.
La reforma laboral es un tema de la agenda nacional ineludible, no sólo por su impacto en la competitividad y productividad de la economía nacional sino también en la protección jurídica de los derechos laborales de los trabajadores. Flexibilidad laboral sí, pero bajo ninguna circunstancia aprobaremos un reforma que lesione los derechos y conquistas laborales de las mexicanas y los mexicanos.
La educación ocupa un lugar privilegiado en nuestra agenda: promoveremos iniciativas y políticas públicas en materia educativa, cultural y científica; la educación pública, laica, gratuita y de calidad, como política de Estado y responsabilidad compartida por todos los sectores sociales y productivos; Calidad educativa entendida como un aspecto integral que contempla la evaluación de todos los que intervienen en el sistema educativo nacional, empezando por los maestros, alumnos, directores, supervisores y autoridades educativas federales y estatales.
Esta legislación tendrá que demostrar que entiende que las mayorías sin minorías no funcionan, no tienen identidad. Las minorías demostraremos que en el centro de nuestra potencia están las ideas y las convicciones. Y que esas son indispensables en este nuevo modelo de relaciones políticas.
Seamos una nueva generación de políticas y políticos que no le regatea nada a su país ni a su gente, comprometiéndonos a escuchar antes de arengar, a valorar antes de votar y a respetar la pluralidad de nuestra vida pública.
Esta nueva generación de vida política debe formar acuerdos, debe ver más allá de las contiendas electorales y las disputas por el poder. Debe estar más allá de la inmediatez y tener la perspectiva de que las decisiones que tomemos juntos hoy cambiarán el futuro de México.
México pide una nueva clase política, pide un nuevo impulso y un nuevo compromiso. Un compromiso con la ética, con la igualdad, con el derecho a una vida plena. Es el rompimiento de una forma de hacer política y el nacimiento de otra.
México pidió un cambio. Seamos, los primeros en entender ese llamado. Porque la capacidad no está en imponer una visión, sino en enriquecerla con voluntad política y con el interés público por delante, esta Legislatura sabrá superar las diferencias, sabrá construir ese país que todos queremos, un México de paz y prosperidad, de justicia y oportunidades para todos.
La fuerza no está en que gane uno, sino en que ganemos todos.
Porque la verdadera valentía está en pensar en los demás.
Seamos capaces.
Seamos fuertes.
Seamos valientes.
Porque así lo dijo hace dos siglos Vicente Guerrero...
“La Patria es primero”
Mónica Arriola
Senadora del Partido Nueva Alianza
arriolamonica@hotmail.com
No hay espacio para la simulación, para privilegiar agravios reales o imaginarios y con ese pretexto secuestrar iniciativas y, así, aplazar el desarrollo del país.
El imperativo del de la en este tiempo mexicano, es responder a su razón de ser: constituir un contrapeso institucional al Poder Ejecutivo y legislar: hacer las reformas constitucionales y legales que fortalezcan las instituciones y permitan las realizaciones económicas y que este país requiere para atender sus problemas más urgentes: la inseguridad, el , el deterioro del poder adquisitivo, la y la desigualdad…
El mandato de las urnas tiene una traducción inequívoca: nos ordena desplegar la política, es decir, deliberar, ejercer el disenso razonado y, también —lo que, vale subrayar, y es igualmente democrático—, el acuerdo.
Los ciudadanos nos dieron su voto, su confianza, para que les demos y no excusas. Por eso, el Congreso de la Unión debe ser el espacio privilegiado del quehacer político nacional, la sede de los grandes acuerdos que le den certidumbre y al país.
Vamos a proponer, promover y acompañar una serie de reformas que alienten una nueva Ley de Seguridad que defina normas para la actuación de las fuerzas federales y locales; replantear el papel de los cuerpos de inteligencia, para un combate eficaz a la delincuencia; replantear las facultades, operación y funcionamiento de los ministerios públicos; consolidar el Sistema Acusatorio y Oral, y hacerlo avanzar en todos los estados del país; redefinir los roles de los diversos cuerpos policíacos, en la búsqueda de mandos únicos profesionales, confiables y con supervisión ciudadana; reconstruir un sistema penitenciario eficiente, donde la iniciativa privada intervenga tratándose de reos de baja peligrosidad; y promover una educación para la vida enfocada a una cultura para la paz.
Es preciso revisar de manera consciente, sin mitos ni prejuicios, el funcionamiento de las empresas de propiedad estatal como el petróleo y la energía eléctrica.
La reforma laboral es un tema de la agenda nacional ineludible, no sólo por su impacto en la competitividad y productividad de la economía nacional sino también en la protección jurídica de los derechos laborales de los trabajadores. Flexibilidad laboral sí, pero bajo ninguna circunstancia aprobaremos un reforma que lesione los derechos y conquistas laborales de las mexicanas y los mexicanos.
La educación ocupa un lugar privilegiado en nuestra agenda: promoveremos iniciativas y políticas públicas en materia educativa, cultural y científica; la educación pública, laica, gratuita y de calidad, como política de Estado y responsabilidad compartida por todos los sectores sociales y productivos; Calidad educativa entendida como un aspecto integral que contempla la evaluación de todos los que intervienen en el sistema educativo nacional, empezando por los maestros, alumnos, directores, supervisores y autoridades educativas federales y estatales.
Esta legislación tendrá que demostrar que entiende que las mayorías sin minorías no funcionan, no tienen identidad. Las minorías demostraremos que en el centro de nuestra potencia están las ideas y las convicciones. Y que esas son indispensables en este nuevo modelo de relaciones políticas.
Seamos una nueva generación de políticas y políticos que no le regatea nada a su país ni a su gente, comprometiéndonos a escuchar antes de arengar, a valorar antes de votar y a respetar la pluralidad de nuestra vida pública.
Esta nueva generación de vida política debe formar acuerdos, debe ver más allá de las contiendas electorales y las disputas por el poder. Debe estar más allá de la inmediatez y tener la perspectiva de que las decisiones que tomemos juntos hoy cambiarán el futuro de México.
México pide una nueva clase política, pide un nuevo impulso y un nuevo compromiso. Un compromiso con la ética, con la igualdad, con el derecho a una vida plena. Es el rompimiento de una forma de hacer política y el nacimiento de otra.
México pidió un cambio. Seamos, los primeros en entender ese llamado. Porque la capacidad no está en imponer una visión, sino en enriquecerla con voluntad política y con el interés público por delante, esta Legislatura sabrá superar las diferencias, sabrá construir ese país que todos queremos, un México de paz y prosperidad, de justicia y oportunidades para todos.
La fuerza no está en que gane uno, sino en que ganemos todos.
Porque la verdadera valentía está en pensar en los demás.
Seamos capaces.
Seamos fuertes.
Seamos valientes.
Porque así lo dijo hace dos siglos Vicente Guerrero...
“La Patria es primero”
Mónica Arriola
Senadora del Partido Nueva Alianza
arriolamonica@hotmail.com
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