Jesús Silva-Herzog Márquez
Lo escribo con orgullo: Senador Alonso Lujambio. Desde hace mucho tiempo lo imaginaba ahí, en el Congreso mexicano, como un protagonista de nuestra vida parlamentaria Después de mucho estudiar al congreso mexicano, después de recorrer su historia, de examinar y criticar sus normas y sus procedimientos, de verlo a la luz de otras asambleas legislativas, pocos como él podrían contribuir a su dignificación (…). Y es que Alonso Lujambio tiene los tres instrumentos del parlamentario: razón elocuente, pasión y responsabilidad. Argumentos, vehemencia, compromiso con los resultados. La combinación no es frecuente: el académico suele encontrar argumentos pero desentenderse de los resultados; el vehemente puede arder pero se olvida de pensar; el práctico no pierde el tiempo razonando en público. En Alonso Lujambio, uno de los escasos intelectuales-políticos del presente, se entretejen esas tres habilidades. Si en el gabinete presidencial del malhadado gobierno calderonista no pudo desplegar su talento es porque su sitio natural es el Congreso, donde puede ejercerse la independencia en colaboración (…).
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